Esta noche se improvisa la comedia – Acto I

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Esta noche se improvisa la comedia - Acto I
“Los Juglares Teatro”, San Juan – Argentina, Esta noche se improvisa, 2017

Esta noche se improvisa la comedia
Acto Primero

Se ve, casi a la espalda, un telón ligero, verde, que puede abrirse por el medio.

Doctor Hinkfuss: (Separando un poco un ala de este telón y llamando:) Por favor, señor…

(Pronuncia el nombre del Primer actor, que hará el papel de Rico Verri. Pero EL Primer actor, aunque está detrás de las cortinas, no quiere salir. Entonces, el Doctor Hinkfuss repite:) Por favor, por favor, salga usted, señor…

(Como antes) Espero que no insistirá usted en su protesta, incluso delante del público.

El Primer actor: (Vestido y caracterizado de Rico Verri, con uniforme de oficial de aviación, saliendo de detrás de la cortina excitadísimo) ¡Insisto, sí, señor!

¡Tanto más que usted se atreve ahora a llamarme por mi nombre delante del público!

Doctor Hinkfuss: ¿Le he ofendido?

El Primer actor: Sí, y sigue usted ofendiéndome, sin darse cuenta, al tenerme discutiendo con usted después de haberme obligado a salir.

Doctor Hinkfuss: ¿Quién le manda discutir? ¡No discuta! ¡Yo lo llamo para que cumpla usted con su deber!

El Primer actor: Estoy dispuesto. Cuando me toque salir a escena.

Se retira, apartando la cortina con un gesto de cólera.

Doctor Hinkfuss: (Que ha quedado mal) Quería presentarlo…

El Primer actor: (Volviendo a salir) ¡No, señor! ¡Usted no tiene que presentarme al público, que me conoce! ¡Yo no soy ningún títere en manos de usted, para mostrarme al público como aquel palco que han dejado allí vacío, o una silla puesta en un sitio determinado para conseguir algún efecto mágico de los suyos!

Doctor Hinkfuss: (Apretando los dientes, frito) Usted abusa en este momento de la paciencia que debo tener…

El Primer actor: (Rápido, interrumpiendo) …no, señor mío: nada de paciencia; usted debe creer solamente que, bajo estos vestidos, el señor… (dice su nombre) ya no existe; porque, habiéndose comprometido con usted para trabajar esta noche improvisando, para tener a punto las frases que han de nacer, nacer del personaje que represento, y espontánea la acción, y natural todo gesto; el señor… (como antes) tiene que vivir el personaje de Rico Verri: y lo es, lo es ya; tanto que, como le decía al principio, no sé si podrá adaptarse a todas las combinaciones, sorpresas y jueguecitos de luz y sombra preparados por usted para divertir al público. ¿Ha comprendido?

Se oye en este momento el chasquido de una sonorísima bofetada detrás de la cortina, e, inmediatamente después, la protesta del Viejo actor de carácter, que hará el papel de «Zampoña».

El viejo actor de carácter: ¡Ay! ¿Qué es eso? ¡No pegue usted esas bofetadas en serio, caramba!

La protesta es acogida con risas detrás de la cortina. 

Doctor Hinkfuss: (Mirando detrás de la cortina, hacia el escenario) ¿Pero qué diablos ocurre? ¿Qué ha pasado ahora?

El viejo actor de carácter: (Saliendo de la cortina con una mano en la mejilla, vestido y caracterizado de «Zampoña») Pues pasa que no tolero que la señora… (dice el nombre de La Carácteristica), con el pretexto de que tiene que improvisar, me suelta cada bofetada – ¿no ha oído usted?-  que, entre otras cosas (le muestra la mejilla golpeada), me estropea el maquillaje, ¿no?

La Carácteristica: (Saliendo, vestida y caracterizada de Doña Ignacia) ¡Pues defiéndase, santo cielo! ¡Eso poco cuesta! Es un movimiento instintivo y natural.

El viejo actor de carácter: ¿Y cómo voy a defenderme, si usted me las suelta así, de improviso?

La Carácteristica: ¡Cuando se las merece, señor mío!

El viejo actor de carácter: ¡Ya! ¡Pero yo no sé cuándo me las merezco, señora mía!

La Carácteristica: ¡Pues esté siempre a la defensiva, porque se las merece siempre! ¡Y yo, si he de improvisar, no voy a soltárselas en un momento señalado de antemano!

El viejo actor de carácter: ¡Pero no hay necesidad de que me las suelte de verdad!

La Carácteristica: Y entonces, ¿cómo? ¿Fingidas? Yo no tengo un papel aprendido de memoria: tiene que venir todo de aquí (señala del estómago para arriba) y ser todo espontáneo. Usted me las arranca, y yo se las suelto.

Doctor Hinkfuss: ¡Vamos, señores, que están ustedes delante del público!

La Carácteristica: Estamos haciendo ya nuestro papel, señor Director.

El viejo actor de carácter: (Volviendo a llevarse la mano a la mejilla) ¡Y cómo!

Doctor Hinkfuss: ¡Ah! ¿Usted lo entiende así?

La Carácteristica: Dispense, ¿no quería usted hacer la presentación? ¡Pues aquí estamos presentándonos nosotros solos! ¡Una bofetada, y este imbécil de mi marido ya está presentando.

(El viejo actor de carácter, en su papel de «Zampoña», se pone a silbar)

¿Ve usted? Ya está silbando. Perfectamente dentro de su papel.

Doctor Hinkfuss: ¿Pero les parece a ustedes posible, fuera de esta cortina, fuera de cuadro, y sin ningún orden?

La Carácteristica: ¡No importa! ¡No importa! ¡No importa!

Doctor Hinkfuss: ¿Cómo, no importa? ¿Qué quiere usted que comprenda el público, así?

El Primer actor: ¡Claro que comprenderá! ¡Así comprenderá mucho mejor! Déjelo de nuestra cuenta. Estamos todos caracterizados para hacer nuestros papeles.

La Carácteristica: Actuaremos, créame, con mucha más facilidad y naturalidad, sin el estorbo y sin el freno de un campo limitado de una acción preestablecida. ¡Haremos, haremos también todo lo que usted ha preparado! Pero, mientras tanto, mire, con su permiso voy a presentar también a mis hijas.

(Aparta la cortina para llamar) ¡Chicas! ¡Venid aquí!

(Coge por un brazo a la primera y la hace salir) Mommina.

(Luego, a la segunda) Totina.

(Luego, a la tercera) Dorina .

(Luego, a la cuarta) Nené.

Todas, excepto la primera, hacen al entrar una magnífica reverencia.

La Carácteristica: ¡Unas chicas estupendas, gracias a Dios, que se merecen las cuatro llegar a ser reinas! ¿Quién dice que son hijas de un hombre como ése?

(Don Palmiro, al verse señalado, vuelve rápido la cabeza y se pone a silbatear)

¡Silba, sí, silba! ¡Ay, querido, un poco de grisú, mira, como yo tomo un poco de rapé, un poco de grisú en tus narices es lo que debía ponerte tu mina de azufre: sí, querido, que te deje tieso y te quite de una vez de delante de mi vista!

Totina: (Acudiendo con Dorina a sujetarla) ¡Por caridad, mamá, no empieces!

La Carácteristica: ¡Él es el que se ha puesto a silbar! (Luego, saliéndose del papel, al Doctor Hinkfuss) ¡No dirá usted que no sale bien! ¿Eh?

Doctor Hinkfuss: (Con una chispa de malicia, encontrando rápidamente una salida para salvar su prestigio) Como el público habrá comprendido, esta rebelión de los actores que están a mis órdenes, es fingida, concertada de antemano entre ellos y yo, para hacer más espontánea y viva la representación.

Ante esta mala pasada, los actores se quedan de repente como fantoches con gesto de turbación. El Doctor Hinkfuss lo nota en seguida: Se vuelve a mirarlos y los muestra al público:

El Doctor Hinkfuss: Este azoramiento también es fingido.

El Primer actor: (Agitándose, indignado) ¡Tonterías! Yo ruego al público se digne creer que mi protesta no ha sido fingida, ni mucho menos.

Retira la cortina, como antes, y se va furioso. 

Doctor Hinkfuss: (Rápido, como confidencialmente, al público) Todo es fingido: incluso esta divergencia. Al amor propio de un actor como… (dice el nombre del actor), uno de los mejores de nuestra escena, yo no puedo menos de concederle alguna satisfacción. Pero ustedes comprenderán que todo lo que ocurra aquí arriba no puede menos de ser fingido.

(Dirigiéndose a La Carácteristica) Siga, siga usted, señora… (Como antes) Va muy bien. No podía esperar menos de usted.

La Carácteristica: (Desconcertada, casi atolondrada de tanta falta de discreción, sin saber ya qué hacer) ¡Ah!, ¿quiere usted… ahora, que siga yo…? Y… y…, perdone, ¿qué tengo que hacer?

Doctor Hinkfuss: ¿Qué va a hacer? ¡La presentación! ¡La presentación, que había empezado tan bien, como habíamos convenido!

La Carácteristica: No, no, escuche: no diga «convenido», por favor, si no quiere que me quede yo aquí parada, sin saber qué decir.

Doctor Hinkfuss: (De nuevo al público, como confidencialmente) ¡Es magnífica!

La Carácteristica: ¿Pero quiere usted dar a entender, en serio, que habíamos concertado con usted esta nuestra salida a escena?

Doctor Hinkfuss: Pregúntele usted al público, a ver si no tiene la impresión, en este momento, de que estamos improvisando la comedia.

El señor de las butacas, los cuatro del palco platea, el de la galería, empiezan a aplaudir; pero, si el público no los sigue por contagio, dejarán de aplaudir en seguida.

La Carácteristica: ¡Ah, bien, eso sí! ¡Verdaderamente, estamos improvisando! Hemos salido, y tanto yo como usted no hacemos más que improvisar.

Doctor Hinkfuss: Bueno, pues siga usted. ¡Siga, y llame a los demás actores para presentarlos!

La Carácteristica: ¡Ahora mismo!

(Llamando hacia dentro del telón) ¡Eh, jovencitos! ¡Aquí, aquí todos!

Doctor Hinkfuss: ¡Haciendo su papel, por supuesto!

La Carácteristica: No lo dude, están en ello. ¡Aquí, aquí, amiguitos!

Entran ruidosamente cinco jóvenes oficiales de aviación, de uniforme. Primero saludan enfáticamente a Doña Ignacia:

– ¡Querida doña Ignacia!
– ¡Viva nuestra gran Generala!
– ¡Y nuestra Santa Protectora!

Y otras explicaciones por el estilo. Luego saludan a las cuatro muchachas, que contestan alegremente. Alguno va a saludar también a Don Palmiro. Doña Ignacia trata de interrumpir aquel alboroto de saludos verdaderamente improvisados. 

La Carácteristica: ¡Piano, piano, queridos, no alborotar así! ¡Usted aquí, Pomárici, mi sueño dorado para Totina! ¡Venga, cójala usted del brazo, así! ¡Y usted, Sarelli, aquí con Dorina!

El tercer official: ¡No, hombre, no! ¡Dorina está conmigo (la sujeta por un brazo), déjese de bromas!

Sarelli: (Cogiéndola por el otro brazo y tirando de ella) ¡Ahora me la cedes, que su madre me la ha asignado!

El tercer official: ¡Ni hablar! ¡Esta señorita y yo estamos de acuerdo!

Sarelli: (A Dorina) ¡Ah! ¿Ustedes están de acuerdo? ¡Enhorabuena!

(Denunciándolos) ¿Ha oído usted, Doña Ignacia?

La Carácteristica: ¿Cómo, de acuerdo?

Dorina: (Enfadada) ¡Claro que sí, señora… (dice el nombre de La actriz de Carácter), de acuerdo para hacer nuestros papeles!

El tercer official: Señora, haga el favor de no armar líos. Habíamos quedado…

La Carácteristica: ¡Ah, sí, perdonen, no me acordaba! Usted, Sarelli, está con Nené.

Nené: (A Sarelli, abriendo los brazos) ¡Conmigo! ¿No recuerda usted que habíamos quedado en eso?

Sarelli: ¡Si es igual! Nosotros estamos aquí sólo para armar un poco de jaleo.

Doctor Hinkfuss: (A la Carácteristica) ¡Un poco de atención, señora, por favor!

La Carácteristica: Sí, sí, perdone; tenga un poco de paciencia. Como son tantos, me había confundido.

(Volviéndose para buscar a su alrededor) Pero ¿y Verri? ¿Dónde está Verri? Tenía que estar aquí con sus compañeros.

El Primer actor: (Dispuesto, asomando la cabeza por entre las cortinas) ¡Sí, buenos compañeros, que dan lección de modestia a sus queridas hijas!

La Carácteristica: ¿Pues qué quiere? ¿Que las tenga en un colegio de monjas, aprendiendo el catecismo y a bordar? Pasaron aquellos tiempos, Eneas…

(Va a cogerlo y lo hace salir cogido de la mano) ¡Vamos, venga usted aquí, sea bueno! ¡Mírelas: usted que habla de modestia: no hacen alarde de ello; pero tienen sus virtudes de mujercitas de su casa, ¿sabe? ¡Como pocas, en estos tiempos! Mommina es una gran cocinera…

Mommina: (En tono de reproche, como si la madre acabara de revelar un secreto vergonzoso) ¡Mamá!

Doña Ignacia: …y Totina sabe remendar…

Totina: (Como antes) Pero ¡qué estás diciendo!

Doña Ignacia: …y Nené…

Nené: (Rápida, agresiva, amenazándole con taparle la boca) ¿Quieres callarte, mamá?

Doña Ignacia: …no hay otra que sepa, como ella, hacer un vestido nuevo de uno viejo…

Nené: (Como antes) ¿Pero no puedes callarte? ¡Ya está bien!

Doña Ignacia: …quitarle las manchas…

Nené: (Le tapa la boca) ¡…ya está bien, mamá!

Doña Ignacia: (Liberándose de la mano de Nené) …darles la vuelta… ¡Y para llevar las cuentas, Dorina !

Dorina: ¿Has acabado ya de vaciar el saco?

Doña Ignacia: ¡Adónde hemos llegado! ¡Se avergüenzan…!

Zampoña: ¡…como de vicios secretos!

Doña Ignacia: Y luego, no son nada exigentes; se conforman con poco. ¡Con tal de poder ir al teatro, no les importa quedarse sin comer! ¡Nuestro viejo melodrama: ¡ah!, me gusta tanto, a mí también!

Nené: (Que entró con una rosa en la mano) ¡El melodrama no, mamá! ¡La ópera Carmen!

Se pone la rosa en la boca y canta, contoneándose, provocativa: 

«Es el amor un extraño pájaro
que no se puede domesticar…»

La Carácteristica: Sí, claro, la Carmen también; pero no hace bullir el corazón como el fuego de nuestro viejo melodrama, cuando ves que la inocencia grita y nadie la cree, y la desesperación de la enamorada: «¡Ah! ¡Ese infame ha vendido mi honor…!» ¡Pregúntaselo a Mommina! Basta.

(Dirigiéndose a Verri) Usted vino por primera vez a nuestra casa, acuérdese bien, presentado por estos jóvenes…

El tercer official: ¡…y ojalá no se nos hubiera ocurrido nunca…!

La Carácteristica: …oficiales de guarnición en nuestro campo de aviación…

El Primer actor: …oficiales de complemento, si le es a usted lo mismo… por seis únicos meses… y luego, si Dios quiere, ¡se les acabó a éstos el momio de poder vivir a costa mía!

Pomárici: ¿Nosotros? ¿A costa tuya?

Sarelli: ¡Míralo!

La Carácteristica: Eso no tiene nada que ver. Quería decir que ni yo, ni mis hijas, ni ése…

De nuevo, Don Palmiro, al verse indicado, vuelve la cabeza y se pone a silbar.

La Carácteristica:¡Deja de silbar, o te doy en la cara con este bolsito! (Es un bolso enorme. Don Palmiro deja de silbar en el acto) …Ninguno de nosotros nos dimos cuenta, al principio, de que usted tenía esa sangre negra de los sicilianos…

El Primer actor: ¡…y a mucha honra…!

La Carácteristica: ¡…Ah, pero ahora ya lo sé…! ¡Y de qué manera!

Doctor Hinkfuss: ¡No anticipe nada, señora, no anticipe nada, por caridad!

La Carácteristica: No, no tenga miedo, no anticiparé nada.

Doctor Hinkfuss: Limítese a la presentación, clarísima; y basta.

La Carácteristica: Clarísima, sí, no lo dude. Digo, y es verdad, que antes no se jactaba de ello: al contrario, estaba con nosotros, haciendo frente a estos salvajes de la isla, que tomaban casi como una ofensa nuestro inocente género de vida, al estilo del continente; el que recibiéramos en casa a unos cuantos jóvenes, y toleráramos algunas bromas sin malicia… ¡Pero, Dios mío, si son cosas de la juventud! Él también bromeaba con mi hija Mommina… (La busca) ¿Dónde está…? ¡Ah, está aquí! Ven, acércate, pobre hija mía desgraciada; todavía no es hora de que te pongas así;

(La primera actriz, que hace el papel de Mommina, tirando de la mano, se resiste) ¡Ven, ven aquí!

La primere actriz: No, déjeme, señora… (dice el nombre de La Carácteristica; luego, resueltamente, adelantándose, al Doctor Hinkfuss) ¡Yo así no puedo trabajar, señor Director! Se lo digo desde ahora. ¡No es posible! Usted ha trazado un plan, ha establecido un orden de cuadros: bien, ¡pues aténgase a ellos! Yo tengo que cantar. Necesito sentirme segura, en mi puesto, en la acción que se me ha asignado. Pero así, a merced del viento, yo no voy.

El Primer actor: ¡Claro! Porque quizá esta señorita haya copiado y se haya aprendido de memoria las frases que tiene que decir, según el guión.

La primere actriz: Naturalmente que me he preparado. ¿Y usted no?

El Primer actor: Yo también, yo también; pero no las frases que tengo que decir. ¡Las cosas claras, señorita! Entendámonos: no espere usted que yo hable como usted quiera hacerme hablar según las réplicas que usted se ha preparado, ¿sabe? Yo diré lo que tengo que decir.

A esta pelotera, sigue un murmullo de comentarios simultáneos entre los actores.

– ¡Claro! ¡Estaría bonito!
– ¡Que uno le hiciera decir a otro lo que a él le conviniera!
– ¡Pues, entonces, adiós comedia improvisada!
– ¡Ya, puesta a ello, podría escribir también los papeles de los demás!

Doctor Hinkfuss: (Cortando los comentarios) ¡Señores míos, señores míos, hablen ustedes lo menos posible, hablen lo menos posible, ya se lo tengo dicho…! Basta. La presentación ya está hecha. Más actitudes, más actitudes y menos palabras, háganme caso. Les aseguro que las frases saldrán solas, espontáneamente, de la actitud que adopten según la acción, como yo se la he trazado. Sigan el guión y no se equivocarán. Déjense guiar y colocar por mí, como hemos acordado… Bueno, retírense ahora. Vamos a bajar el telón.

(El telón ha bajado. El Doctor Hinkfuss, quedando en el proscenio, añade, dirigiéndose al público:) Un momento, por favor, señoras y señores. Ahora empezará el espectáculo en serio. Cinco minutos, solamente cinco minutos, con permiso de ustedes, porque tengo que ver si está todo en orden.
Se retira, bordeando el tetón.

Cinco minutos de pausa.

1930 – Esta noche se improvisa la comedia
Drama en tres actos
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Intermedios
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